Wednesday, March 9, 2011

Tres formas de morir


Cómo tres mujeres de tres diferentes países están lidiando con la muerte en el Día Internacional de la Mujer.




Michael Cook | Martes, 8 de Marzo 2011





Esto se trata de tres mujeres y la muerte: una de ellas es de la India, otra de Ruanda y la otra de los Estados Unidos. Provienen de culturas muy diferentes entre sí y están lidiando de forma muy diferente con el final de la vida. Uno de ellos es particularmente triste – pero es la pena lo que hiere, no el dolor. 


Empecemos con el caso de la India. Su nombre es Aruna Shanbaug. Era una enfermera en el hospital King Edward Memorial de Mumbai. En 1973 fue estrangulada y asaltada sexualmente en una de las salas del hospital. Ahora vive en una dimensión desconocida donde prácticamente no puede ni moverse. No puede hablar, no puede alimentarse o limpiarse. Su familia y su novio la abandonaron ya hace mucho tiempo.

Pero por 38 años, las enfermeras del hospital han estado cuidándola. Ferozmente resistieron el intento de una activista para que se quitara la sonda de alimentación de Aruna y así causar su muerte por hambre. El caso se escaló hasta la Suprema Corte de la India, la cual publicó la sentencia ayer. Esta sentencia negó la petición de terminar la vida de Aruna.

El país entero debe aprender el significado de dedicación y sacrificio enseñado por el equipo del hospital KEM. Por 38 años, Aruna no ha tenido ni una llaga,” dijeron los jueces. Alabaron “su noble espíritu y su dedicación excepcional, ejemplar y sin precedentes al cuidar de Aruna por tantos años. Toda la gente de la India están orgullosos de lo que han hecho.”
Las enfermeras declararon que este era el mejor posible regalo que pudieron recibir para el Día Internacional de la Mujer. “Aruna era nuestra, y siempre seguirá siéndolo”, dijo Agnes Thomas, una enfermera que ha estado trabajando en el hospital los últimos 35 años. “Su familia dejó de visitarla desde hace algunos años, ella pertenece a nuestra familia. No tenemos ninguna obligación de cuidarla, pero lo hacemos porque nos sentimos unidas a ella.”


Y el Dr. Sanjay Oak, decano del hospital dijo a los noticieros: “No era cosa de victoria o derrota. Me alegra que la humanidad ha triunfado.”


A continuación se encuentra la mujer de Ruanda. Se llama Rachel Nyirahabiyambere y es una inmigrante a los Estados Unidos de 58 años de edad. Pasó mucho años como refugiada en la selva de la República Democrática del Congo antes de seguir los pasos de dos de sus hijos hacia los Estados Unidos.  Cuando su hijo mayor se mudó a Virginia, renunció a su trabajo, perdió los beneficios de seguro social y lo siguió para poder cuidar de sus hijos. Además tampoco tenía acceso a Medicaid ya que no ha vivido en los Estados Unidos por cinco años.

En Abril del año pasado tuvo un derrame cerebral que la dejó en un estado vegetativo permanentemente. Estuvo recibiendo cuidados en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown, un hospital católico de Washington D.C. Después de siete semanas, el hospital intentó darla de alta ya que sus cuidados eran muy costosos. De acuerdo con el New York Times, el hospital dio tres opciones a los hijos: encontrar un asilo de ancianos, que la llevaran a una de sus propias casas o repatriarla a Ruanda.


Los hijos respondieron que no tenían la capacidad económica para ninguna de las opciones. El estancamiento se resolvió en diciembre: a petición del hospital, la Corte del Circuito de Alexandria designó un custodio. El custodio se puso en acción rápidamente, la Sra. Nyirahabiyambere fue transferida a un asilo a mediados de Febrero y a pesar de angustiadas protestas de los hijos, se le quitaron las sondas de alimentación.

Por eso, en este mismo momento, Rachel Nyirahabiyambere está muriendo de hambre en Millersville, Maryland. El hospital que organizó esta barbaridad declara en su sitio-web que “Nuestra misión es llevada a cabo con un gran énfasis de ayuda a la comunidad y una dedicación al principio Jesuita, católico de cura personalis – que significa 'cuidado de la persona entera'.”


¿El cuidado de la persona entera no incluye comida y agua? Las enfermeras del King Edward Memorial, que no es exactamente uno de los mejores hospitales del mundo, dieron cuidados paliativos a Aruna por 38 años sin ninguna queja. Pero para uno de los mejores hospitales americanos, cuidados paliativos evidentemente significa morir de hambre lentamente.


En nuestra cultura nosotros nunca condenaríamos a morir de hambre a nadie,” dice uno de sus hijos, Jerome Ndayishimiye.


La tercer mujer es una estadounidense, Andrea J. Sloan. Es enfermera y abogada, y también es quien la corte designó como custodio de Rachel Nyirahabiyambere. Fue ella quien ordenó que se quitaran las sondas de alimentación. Deborah Sontag, la reportera de New York Times, obtuvo copias de su comunicación con los hijos de Rachel. No son una lectura agradable.
Los hospitales no pueden permitirse el lujo de dar tiempo a las familias para pasar por el proceso de lamentación dejando que los parientes se queden hospitalizados hasta que la familia llegue a la etapa de aceptación, si eso llega a ocurrir algún día... En general, ¿qué da el derecho a una familia o persona de controlar tan escasos recursos de cuidados de la salud en una situación donde el pronóstico es tan pobre, a expensas de otros que podrían realmente beneficiarse con dichos recursos?
La Sra. Nyirahabiyambere no dejó “testamento vital”, pero parece ser claro que hubiera preferido mantenerse enganchada a sus sondas de alimentación. La Sra. Sloan ignoró esto. De acuerdo con Times, ella dijo a sus hijos que desconectaría a su madre a menos que pudieran demostrar que ella querría vivir su vida “con una sonda de alimentación, en pañales, sin comunicación con nadie y en un asilo.”


Terminar la vida de cualquier persona por hambre está moralmente mal y no está reconocido en la cultura de la gente de Ruanda,” escribió uno de los hijos a la custodio. La Sra. Sloan respondió por correo electrónico: “Usted ha pedido que entienda su cultura y eso es exactamente lo que estoy intentando hacer. Sondas de alimentación no son parte de su cultura, ¿o sí lo son?”


Tres mujeres. Tres países, dos pobres y uno rico. ¿Pero de que sirve vivir en el país rico si se te trata tan cruelmente cuando mueres?


Michael Cook es el editor de MercatorNet.


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Ésta es la traducción al español  de un artículo originamente publicado en MercatorNet: 
http://www.mercatornet.com/articles/view/three_ways_of_dying/


This is the Spanish translation  of an article first published in MercatorNet: http://www.mercatornet.com/articles/view/three_ways_of_dying/

 

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